lunes, 17 de noviembre de 2014

Los límites del Modelo Económico, en clave política



"Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros".
Raúl Scalabrini Ortiz


Si bien es cierto que la economía no es una ciencia oculta, ni que tampoco es "la reína de las ciencias sociales", como los sectores dominantes quieren imponer hegemónicamente para subordinar a las demás ciencias sociales y a la política, no es menos cierto que cuando uno no sabe del tema debe mirar a especialistas. En los cuales confíe, ya sean del propio bando pero críticos, o del bando opuesto pero "buena leche".
En ese sentido, y lógicamente preocupados por los destinos de la patria y su pueblo, nos asombró profundamente un artículo visto en el último número del Le Mond Diplomatique .
El artículo de Juan M. Graña, que mereció la tapa, se titula "Grietas en el Trabajo"  y explica la complejidad del período 2003-2014 de una forma increíblemente accesible. Nos disparó una serie de reflexiones que se vieron muy enriquecidas por la charla, asado mediante, con un amigo economista que la ve lunga. Nos apoyaremos entonces en este artículo y los interrogantes que despertó esa charla, complementando con señales de alerta que hace un tiempo vienen enviando (y nosotros anotando) dos tipos que respetamos mucho: Edualdo Basualdo (marxista, director de CIFRA CTA-Yasky y economista de cabecera de Verbitsky) y Aldo Ferrer, el hijo teórico no reconocido del maridaje Prebisch-Jauretche. Nosotros, apenas militantes con patente de corso en ciencia política, nos limitaremos a darle un marco de pensamiento nacional al asunto. 

Baja productividad de la estructura industrial argentina y las tres formas de su apalancamiento.

Graña plantea que hay tres síntomas de alarma en el mercado de trabajo argentino: suspenciones aisladas de personal, estancamiento de la creación de empleo en el sector privado y aumento de la informalidad laboral (monotributistas, vendedores ambulantes, subocupados). 

Se pregunta qué pasó que se frenó el amplio crecimiento producto del círculo virtuoso iniciado en 2003, donde había 25% de desocupación, 42% de empleo informal y 50% de pobreza; y que nos permitió llevar esos números a 7,5%, 32% y 15% respectivamente en 2014.

Dice Graña:
"El quiebre de tendencia se produjo en 2007 (en el caso de la desocupación), 2008 (en el caso de la precariedad) y 2010 (en el caso de la pobreza). La piedra fundante de la recuperación fue la salidad de la convertibilidad, mediante la devaluación. Ello permitió un nuevo tipo de cambio real, que inauguró un nuevo modelo basado en la producción de bienes industriales, desplazando a un segundo plano el sector de servicios, generando expansión de empleo vía PyMEs. El impulso a la demanda provino de la multiplicación de la renta del campo y del Estado, que se apropió de una parte de ella vía retenciones y las volcó en la industria vía subsidios y a la sociedad mediante programas sociales anti desempleo que fomentaron el consumo".
Lo novedoso de Graña es el enfoque que marca los límites del modelo aún antes de la 125 y de la crisis internacional.
El autor hace foco en el rezago productivo de la estructura industrial argentina. En la falta de productividad comparado con otros países. Dice Graña:
"En el capitalismo, las empresas buscan valorizar su capital compitiendo en el mercado: el principal mecanismo para triunfar es la reducción de costos que se logra, en términos generales, a través del aumento de la productividad. Si no logran sostener el ritmo de la competencia, quiebran. Pero antes pueden recurrir a "fuentes extraordinarias de financiamiento", que son tres. La primera es la apropiación de la renta de la tierra, sea directamente o a través del Estado y sus subsidios. La segunda es la reducción de costos a través del deterioro de las condiciones de empleo de los trabajadores (salario real). La tercera es el endeudamiento externo, que permite financiar ese rezago durante un tiempo, aunque su posterior repago profundiza el problema."
Esto ayuda a pensar como, una vez que con Néstor nos sacamos al FMI de encima y reestructuramos la deuda, la política de subsidios apalancó a la industria sin perjudicar al salario real hasta que en 2008 el campo se sacó la manito del hombro. Es ahí donde arranca la inflación, el tironeo por la manta corta entre el capital y el trabajo. Pero la inflación no solo erosiona la capacidad adquisitva del salario, también le resta competitividad a los productos manufacturados exportables, encareciendo la moneda. Como los empresarios no invierten fuerte en el recambio de maquinarias que asegure productividad, la van contra el salario via remarcación de precios y cacarean la devaluación, arman "El club de los Devaluadores" como les dice Cristina, al que se suma "el campo".
Sin la capacidad de financiamiento externo o endeudamiento y perdida la posibilidad de trasladar la renta agraria diferencial a la industria, en 2008 se estatizan las ex AFJP. Medida que posibilita al Estado financiarse con una base material que le permite desplegar toda una batería de medidas heterodoxas impedidas por la injerencia previa del FMI y la falta de recursos.
La política anticíclica de sostenimiento de la demanda agregada, del mercado interno (trabajadores, industriales, jubilados, comercio, servicios), inyectó recursos en la base de la pirámide: nuevos jubilados y dos aumentos por año, Asignación Universal por Hijo, ProCrear, ProCreAuto, Programa de Cooperativas Argentina Trabaja-Ellas Hacen.
Si bien el "estar aislados del mundo" (financieramente) nos preservó de la debacle mundial, eso no necesariamente le sucedió a nuestros principales socios, y aunque China siguió comprando soja, Brasil sufrió una fuerte desaceleración económica, y por ende nuestra industria también.
No obstante, mediante paritarias, el salario nominal siempre le ganó unos puntos a la inflación (remarcación de precios), con lo cual el salario real no decayó y en ciertos sectores de la industria, incluso siguió aumentando. Fue 2014, luego de la devaluación de enero, el primer año en que esto no pasó. ¿Cómo llegamos hasta acá?

Muerte de Néstor y agonía del Modelo
Con Néstor no sólo murió el líder en las decisiones estratégicas, sino el impetuoso que encaraba a los empresarios, que tenía sus contactos en los distintos ámbitos nacionales e internacionales, niveles de diálogo privilegiado. Si es verdad que cuando muere una persona pública, las fuerzas sociales generan recambio porque no se eliminan las causas que lo "generaron"; también lo es que los conocimientos, los contactos y los atributos no son "transferibles" sin más.



Cristina debió afrontar dos mandatos sin vice presidente, muerto Néstor se aflojó el dispositivo de control a la clase dominante argentina y lo aprovecharon. La fuerte corrida cambiaria (fuga de capitales) inmediatamente posterior al triunfo de CFK en 2011 achicó las espaldas del Banco Central, que quedó muy disminuido. En sólo dos años (2011 y 2012), mientras se festejaba el 54%, Repsol vació YPF al punto tal que no quedó más opción lógica que renacionalizarla. El agujero energético y la importación de combustibles que implicó se llevó puesto el superávit comercial, y con él murió el superávit fiscal. 
Como señalara Verbitsky a través de Basualdo:
"Hace dos años, cuando el precio del barril de petróleo superó los cien dólares, el gobierno empezó a prestar atención al peso de los combustibles sobre la balanza comercial. A partir de entonces el saldo energético pasó a ser negativo. La respuesta fue la recuperación de YPF, en lo que Kicillof tuvo un rol central. El déficit energético, que en 2012 fue de 2.500 millones de dólares, palidece ante el del complejo automotriz, que es casi del doble, y el del sector de bienes de capital que apunta a triplicarlo. Entre los tres, devoraron tres cuartos del superávit comercial de 2011 y la mitad del de 2012. Tanto el cuadro de situación automotriz como la tecnología del destornillador implantada en Tierra del Fuego, reflejan la enorme extranjerización de la economía argentina. Con una integración de partes nacionales que apenas excede del 20 por ciento, el complejo automotriz arrojó en 2012 un desequilibrio de 4400 millones de dólares, que llegó a 6850 millones en el caso del sector de bienes de capital. La industria automotriz fue un gran dinamizador de la producción, el empleo, las exportaciones y el consumo, pero no puede seguir siendo por tiempo indefinido el principal motor del crecimiento. Peor es el cuadro de Tierra del Fuego: su déficit es mayor, los niveles de empleo son menos significativos y no han tenido éxito los intentos de avanzar en la integración de partes nacionales, aún las más elementales".
Estos factores sumados a la imposibilidad de encarar una reducción o redireccionamiento del esquema de subsidios son errores no forzados de la conducción económica que agravan la escasez de dolares. En este escenario, la decisión de las pocas principales exportadoras de granos en 2014 de retener el 50% de la cosecha de soja tuvo el timming necesario para que la negativa de generar divisa junto a la fuga de capitales intensificara como nunca la presión devaluatoria. Es bueno diferenciar ambas devaluaciones, la de 2002 y la de 2014. Más allá del porcentaje, una devaluación pega por igual a todos aquellos trabajadores con ingresos fijos. No es menor que el día que devaluó, Cristina anunció el plan Progresar de incentivos a la terminalidad de estudios secundarios y terciarios. No por la medida en sí, sino por la orientación que marca, de inyectar ingresos en la base de la pirámide para atenuar el impacto devaluatorio. ¿Por qué se devaluó? Para que el campo y la industria volvieran a traccionar la economía. Pero con el campo especulando y Brasil sin crecer y devaluando, se devoró todo la inflación.
El inoportuno fallo de Griesa a favor de los fondos buitres, dinamitó la opción por el financiamiento externo que se venía ensayando con el pago de la indemnización a Repsol, los pagos en el tribunal CIADI y la cancelación de la deuda con el Club de París. Estamos en el mismo punto crítico: sin capacidad de financiamiento externo y con los precios de la soja en caída. Se impone frente a esto arreglar con los holdouts una vez vencida la cláusula RUFO (que nos haría caer la reestructuración de la deuda al incluir al 93% que sí arregló), donde ya no serán 1600 millones de dólares sino en el mejor de los casos 7 mil millones (y en el peor 15 mil millones, dado que los otros bonistas de ese 7% fuera ahora quieren el mismo arreglo que Singer). No es un panorama tan oscuro, ya que el monto total es aún inferior al de un año de importación de combustibles, 15 mil millones de dólares, por compararlo con algo. Sin embargo, frente a una muy posible nueva mini devaluación en enero, inmediatamente posterior al arreglo con los holdouts (que descomprima hasta octubre) se impone pensar hacia adelante.

El nuevo gobierno

"No debemos olvidar en ningún momento -cualesquiera sean las diferencias de apreciación- que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre Scioli y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre Scioli y Macri. Todo lo que socava a Scioli fortifica a Macri, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país".

Miguel Bein, ponderado por Cristina, espada económica de Scioli
Muchas medidas macroeconómicas correctas, que en el fondo son políticas virtuosas, a veces corren el riesgo de volverse rigideces ideológicas que atenten contra el fin primero perseguido en un contexto diferente. La deuda y los subsidios son dos claras muestras de ello. Una cosa es la deuda como valorización financiera, como modelo para tapar el agujero de las privatizaciones y como forma de pagar sueldos estatales nacionales y deudas provinciales. Ahora, ¿Nunca jamás el financiamiento externo como herramienta? ¿Ni para represas en el sur, o Atucha III, o mega proyectos mineros o petroleros? ¿Es imposible redireccionar los subsidios? Es verdad que el gobierno de CFK tuvo la intención al menos dos veces, y tuvo que retrotraer por una mala aplicación primero y por el choque del tren en Once la segunda vez. 
Tocará redistribuir y aminorar subsidios. Concentrar las retenciones en la soja y aminorar el resto. Gravar la renta financiera. Impulsar una reforma impositiva que elimine el cobro de ganancias del aguinaldo y baje algunos puntos el IVA en la canasta básica. Impulsar una industria como la minería, que es multiplicadora de otras industrias. 
Tenemos una cordillera de los Andes que cruza toda la Nación. Ya Mariano Moreno proponía la mineria como motor de industrias. Las provincias mediterráneas a su pie son las más pobres del país. Hay que aprender de la experiencia de modelos sustentables como Canadá y Australia y exigir a las multinacionales los controles ambientales que emplean allá. Exploremos la posibilidad de un esquema de empresas mixtas, 49% privado 51% estatal. Se debe industrializar al menos en parte la materia prima en origen. Junto a la mina de estaño haya una fábrica de baterías de auto.
No debemos obturarnos la posibilidad de pagar y tomar deuda para inversiones estructurales y no gastos corrientes. Lograr un tipo de cambio real competitivo, compensando en la base de menores ingresos con el andamiaje social-institucional creado por el gobierno de Néstor&Cristina.
Dice Aldo Ferrer que un gobierno debe generar densidad nacional para poder impulsar el desarrollo en tiempos de globalización. Generar espacios de rentabilidad que movilicen el ahorro argentino y lo transforme en inversión, que se complemente, mas no sustituya, con inversión extranjera. Es la única forma de obturar el proceso de descapitalización permanente. Ese ahorro interno, el crédito, debe estar estratégicamente dirigido. El kirchnerismo deja una sociedad integrada socialmente, con una inversión en educación y  una repatriación de científicos que garantiza un impulso a la ciencia y tecnología. También ha producido una emancipación cultural en términos de soberanía. Existe una estabilidad institucional donde los conflictos son procesados con instrumentos como el Congreso Nacional (2008-2009) o las paritarias. Es en este contexto que puede producirse una "industrialización de la ruralidad" (Julián Domínguez) o generar un proceso de industrialización mayor con YPF y la industria minera como eje.
Nada será suficiente mientras la actividad financiera genere más renta que la industrial. Hoy los bancos junto a las grandes cadenas de electrodomésticos y consumo (Fávrega, Garbarino, Coto, etc.) son los grandes beneficiarios del sostenimiento de la demanda agregada y la bancarización de las prestaciones sociales. Esto debe cesar, máxime cuando las doscientas mayores empresa argentinas están grandemente centralizadas y extranjerizadas. No se sorteará este cuello de botella oligopólico con el garrote "a lo Moreno" (sea reventando cuevas o con "precios cuidados") o el micromanaging de los planes de cuotas, eso son sólo salidas coyunturales que permiten ganar tiempo. Necesitamos planteos estructurales.
Cuando le preguntamos a este amigo por los equipos económicos en danza, nos tiró la siguiente semblanza: 
"A mí me gusta más Bein que Lavagna. Sabe mucho y está conectado. Blejer es tan solo la terminal a los centros financieros mundiales, el puente. Peirano sabe y es industrialista, pero es muy cagón. Lo podés tener de asesor, pero no va a poner la cara nunca. A mi me da más miedo Massa que Macri. Los dos van a ir por una reprivatización por lo menos parcial del fondo previsional. El único que no toca eso es Scioli. Los tres van a buscar endeudarse. El tema es cómo, a qué costo, en que plazos, para qué".

Notas: 
  1.  Graña, Juan M. "Grietas en el Trabajo". Le Monde Diplomatique, noviembre 2014.
  2. Basualdo, Eduardo. "La economía argentina de la posconvertibilidad en tiempos de crisis mundial". CIFRA-CTA, 2010.
  3. Ferrer, Aldo. "Vivir con lo nuestro". Fondo de Cultura Económica, 2009. 

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