miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Yo? Argentino y Politólogo


Una que sepamos todos

Cuándo en 2003 llegué a Capital y me preguntaban que estudiaba, respondía automáticamente: "sociología". Me daba un poco de vergüenza con el "que se vayan todos" tan cerca y con la antipolítica tan campante, tener que andar explicando tanto a cualquiera.
Amo profundamente lo que estudié. Amo la política. Me apasiona, me quita el sueño, me hace leer y hablar durante horas.
Por eso me sorprendí tanto al ver compañeros de cursada a los que no. Eran amplia mayoría y no les interesaba la política, saber quién carajo es el intendente de Escobar: No leían los diarios. No militaban.
Parecía una suerte de post secundario, de estudiar por estudiar, de buenos estudiantes. Acríticos respecto de los profesores y la bibliografía. 
Ahora bien, si uno dice "la universidad es un aparato cultural de la clase dominante, que reproduce la cultura de la clase dominante", es obvio que es una escalerita caracol donde el final es...terminar siendo un intelectual orgánico de la clase dominante. Debe ponérsela en crisis, desacralizarla, historizarla. Si en la facultad de sociales de la UBA, en la carrera de ciencia polìtica, historia argentina arranca en 1890 cuando está todo cocinado....

¿Marxismo, qué marxismo? 
Una vez un amigo que estudiaba socio me dijo orgulloso: "mi facultad es una de las que más marxismo ves en todo el mundo"....ajá. Pero ¿Qué marxismo? Porque si el materialismo histórico es un método de análisis de la realidad, depende de qué historia uno le ponga el resultado que sale ¿no? Como una máquina de picar carne y la calidad de la carne. Historia rusa, realidad rusa. Si uno sabe de chiquito que la historia la escriben los que ganan ¿Le vas a poner la historia oficial, que en este país se llama mitrismo? Guarda por que dos toneladas de "marxismo" sobre tres fetas de mitrismo te pueden llevar a ser el PC en el antiperonismo o el PO en el antikirchnerismo. Cuidado con la curva.
¿La historia de los plebeyos del siglo XIX, de los derrotados, de los masacrados, o sea el revisionismo histórico, no tuvo marxistas? Si los tuvo. Estoy podrido de hablar con "marxistas" que no leyeron a Jorge Abelardo Ramos, Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós o John William Cooke. 



Si seguimos a Lenin, en la era del imperialismo la contradicción en el tercer mundo era imperialismo-nación. El primer peronismo fue un frente de liberación nacional (policlasista), como el 26 de julio en Cuba o el Sandinista en Nicaragua. ¿Cómo vamos a caer en un clasismo trasnochado? 
Claro que esa época ya pasó y hoy entramos campantes en la globalización y el posmodernismo y todo, pero si no se entienden algunas cosas se compra Toni Negri muy rápido. O modelitos de incentivos y costos influenciados por métodos de económicas onda teoría de los juegos y esas cosas, a veces descontextualizadas.

El producto de la Facu
La carrera tiene muchas falencias. A la ausencia de revisionismo histórico, y a la lista de autores citados y proscriptos, se suma ausencia de tesina de egreso y bajo nivel de instrucción metodológica. A pesar de que en Teorías andemos muy bien, sin nada que envidiar a sociología.
Sí adolece de un eclecticismo donde uno puede terminar sus tres últimas materias con papers sobre "La crisis de la matriz energética argentina, la necesidad de su diversificación y la integración energética latinoamerica"; "Costos de transacción en la elaboración de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual según Douglas North"; o "La transición en el mundo árabe del Panarabismo al surgimiento del Islam Político"
No obstante creo que sí se va acentuando un perfil que hace a lo propio como asuntos geopolíticos, de política comparada o neoinstitucionales. ¿Sistemas Políticos Comparados  y Federalismo y Gobernabilidad?
¿Y el egresado que sale, de qué labura? Muchos de los ingenuos que citamos al principio salen y cuelgan el cv en zonajobs o lo tiran en una empresa que para qué va a querer un politólogo. Muchos se dan cuenta de que al no haber militado nunca, o haberlo hecho en espacios minúsculos, no poseen el "capital social" o la relaciones para acceder a algún cargo de gestión en el estado. 
Por desorientación o como forma de retrasar el ingreso al mercado laboral deambulan en el circuito del master del master del master, de los congresos o seminarios ad infinitum donde uno nunca termina de ser estudiante, aunque ya empiece a "producir".

Gestión, Academia, Periodismo y más allá...
Cada uno hace lo que puede, o lo que le sale. Cada uno es hijo de sus circunstancias, dicen. A veces se plantea una falsa dicotomía donde el académico vendría a ser ese ñoño encerrado en la torre de marfil que no sabe ni cuánto salen los cigarrillos, en vez del investigador nato del Conicet; o quien está en el estado un gris burócrata cuya alma muere día a día por su vocación frustrada, en vez del cuadro técnico político que gestiona un programa de inclusión social o educativa; el profesor universitario, terciario o secundario el que repite un catecismo que nunca aplicó, cual maestra de corte y confección a la que nunca se le encargó un traje, en vez del apasionado por transmitir con fe, una ciencia.
Hoy uno ve una nueva generación de politólogos que se abre paso. Un joven licenciado en ciencia política dirigiendo la edición cono sur de Le Monde Diplomatic (excelentemente renovado por cierto), la Revista Debate, nuevas experiencias como la Revista El Estadista, participaciones en revistas como la Crisis, blogs pioneros como Artepolítica, nóveles blogs como Revista Panamá, etc; hablan de un cambio de época notable. Haber tenido uno de los mejores profesores de la carrera como Jefe de Gabinete de Ministros fue no solo novedoso sino significativo, al igual que la sanción de una ley como las PASO. Otro piso se ha logrado.


Nos interesa un tipo de politólogo que no sea "ascéptico". Químicamente puro. Academicista. El radicalismo ya tiene sus politólogos. El peronismo también. Imaginamos que el PO estará cosechando nuevas promociones. El PRO debe tener los suyos. Y eso es altamente positivo. Eso no significa el boludismo del "politólogo militante" a la imagen del "periodismo militante". Si tal como decía Gramsci, un diario es un partido político ¿Una columna de radio, un blog, un paper son una "trinchera"? Entonces cuando damos clase, cuando escribimos una nota o un paper ¿Desde dónde escribimos? Por que uno es primero argentino, y después politólogo. El orden si altera el producto.
Muchas veces me pregunté cuál es la diferencia entre el Padrino y el Consiglieri. Porque ambos "la ven". Pero es verdad que no conduce o es dirigente el que quiere, sino el que puede. Hoy creo que la respuesta es que el consiglieri sabe lo que hay que hacer, pero no tiene la intuición del timming político, la capacidad de transmitir una fe y persuadir, la capacidad de tomar decisiones y "saber no ser bueno" como dice Maquiavelo. Asesora al dirigente. Me da la sensación que ese es un buen lugar para un politólogo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario